
Ya es parte de un consenso nacional, el de percibir las organizaciones públicas como monumentos vivientes de la burocracia estatal e inoperancia institucionalizada.
Dada la premisa, es que me propuse buscar el motivo de este paradigma, que puede dividirse en dos grandes temas de discusión, teniendo en cuenta la génesis estructural en la que éstas cimientan y como un par acción/ reacción con la sociedad y la actualidad.
Tomando este último punto, se llevo a identificar (al menos) tres puntos importantes de dicotomía en los cuales operan estas organizaciones, las que enmarcadas en una realidad socio – económica ( ¿poder?) terminan consolidando un tipo de comportamientos particular, construyendo así una cultura organizacional, que yo defino, del ser público, aunque quizás no sea tan particular al sector.
Los puntos en discusión o propuestos son:
- Organización Cerrada
- Organización con objetivos altruistas inmersos en una cultura individualista
- Sociedad crítica, sin autocrítica.
-Organización Cerrada; El patio cerrado constituye, a mi entender, la mejor metáfora para este tipo de organización, donde arquitectónico y/o psicológicamente el patio interior es un comos totalitario ( un todo entero aislado) que representa el centro del mundo, es decir una cosmovisión necesaria y única alrededor de la cual gira centripetamente. Todo converge hacia el centro y da la espalda hacia el afuera, se montan desde adentro hacia adentro olvidando su misión fundadora, y en algunos casos tomando al mundo exterior como su verdadero enemigo. Siendo esta la primera dicotomía es la que operan.
-Organización con objetivos altruistas inmersos en una cultura individualista; La organización se nutre con miembros de una sociedad posmoderna, que por característica intrínseca persigue intereses individuales y selectivos, centrados en la competitividad y el poder. Los cuales en su ámbito de trabajo deben responder a objetivos altruista y solidarios, por lo que transcurre una segunda dicotomía.
Esta conducta nace desde el propio sistema educativo de nuestro país, en el cual se lo puede definir claramente como selectivo, competitivo y discriminatorio. El niño experimenta en su propia carne el «espíritu bélico» y, la violencia desde los primeros años. Estudiar y aprender no es algo interesante, divertido y enriquecedor... ¡estudiar es competir! Quien logra las marcas, sigue adelante y es valorado y, tenido en cuenta; quien tiene problemas, es eliminado. Se estudia por las notas, se castiga por las notas, se selecciona por las notas, se elimina y discrimina por las notas. El niño, el adolescente y, el joven comprueban, día a día, que no se le valora por ser bueno, generoso, simpático, desprendido, servicial..., únicamente importan los resultados escolares, las notas. El mensaje que recibe desde todos los ángulos es claro: «Hay que destacar, vencer, ser los primeros, ¡triunfar! La vida es lucha y quienes te rodean son adversarios a batir. No importan los medios que utilices si al final eres rico, famoso Y poderoso.»
Un pueblo educado en la insolidaridad que intenta formar un estado de bienestar confluye en una disonancia de objetivos entre las organizaciones y las personas, que terminan potenciando la estructura cerrada, conformando grupos objetos en pugna.
-Sociedad crítica, sin autocrítica; es la tercera dicotomía en la que se opera, es el resultado de la idiosincrasia nacional y una situación social que da comienza a mediados de los ´80 hasta hoy , la cual pesa sobre las conductas individuales. Un hecho que visiblemente se da,y se concibe como cotidiano, son aquellos reproches, criticas y regaños que parten del usuario hacia el sistema o a todo aquello que no de adapta a sus necesidades o le acarree alguna complicación inesperada. La misma acontece sin siquiera asumir una pequeña critica hacia el comportamiento grupal y social (autocrítica)al que sé pertenece ( como ser organizacional). Los beneficiarios suelen exigir la resolución de sus problemas con eficiencia y calidad en la atención , mientras su conducta cotidiana no responde a los estándares demandados, es decir no se pregona con el ejemplo en su quehacer cotidiano. Son flexibles y sumisos frente al atropello privado, pero duros y exigentes con las estructuras públicas.
Ésta y tantas reacciones surgen de la gran frustración y descontento del cual somos parte como sociedad tercer mundista, en donde la carrera por tener nos condujo inevitablemente a la insatisfacción del ser. La cual profundiza la paradoja actual, en donde la racionalidad moderna comenzó a socavar las bases del individuo autónomo, a través de la instrumentalización, ahogando la libertad pretendida.
Como conclusión se llega siempre al mismo punto (como sí estuviésemos perdidos), el modelo de cultura imperante. Una cultura legada e impuesta desde la llegada de los europeos, que impulsaron hasta el día de hoy el lema “ divide y reinaras”, consolidando civilizaciones individualistas, competitivas e inconexo con su origen. Con una historia que repite sucesivos cortes transversales en las distintas culturas , secuenciando un antes y un después, dejando en el tiempo y el olvido, paradójicamente sus historias.
Por lo tanto, sin un cambio deliberado , radical y comprometido en nuestros valores y creencias, seguirá más vigente que nunca la frase de Albert Einsten “ como esperar resultados distintos, cuando se opera sistemáticamente de la misma forma “
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